Muchas veces he pensado (pensar demasiado es malo, todos lo sabemos) lo poco que vale una vida. Es efímera, corta, pusilánime, inútil. Pocas veces una vida marca una diferencia. Sencillamente, es una vida más.
En el fondo todos somos unos perdedores asquerosos que deseamos ahogar nuestra asquerosa existencia entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo. Porque en el fondo sabemos que la vida no vale la pena, que no es más que un conjunto de momentos de mierda aburridos que intentamos llenar a base de tragos de alcohol, drogas varias y sexo.
Rendirse siempre es la vía fácil. Ahogarse entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo es la vía fácil.
La vida no vale una puta mierda. Pero tú, y sólo tú, puedes hacer que valga la pena.
¿O qué te pensabas?
REinventándome una vez más.
En el fondo todos somos unos perdedores asquerosos que deseamos ahogar nuestra asquerosa existencia entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo. Porque en el fondo sabemos que la vida no vale la pena, que no es más que un conjunto de momentos de mierda aburridos que intentamos llenar a base de tragos de alcohol, drogas varias y sexo.
Rendirse siempre es la vía fácil. Ahogarse entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo es la vía fácil.
La vida no vale una puta mierda. Pero tú, y sólo tú, puedes hacer que valga la pena.
¿O qué te pensabas?
REinventándome una vez más.
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