miércoles, 12 de noviembre de 2008

Cuando las ganas nos ciegan...

Porque es así. Cuando deseas algo más que nada, ese deseo te ciega totalmente. Y no te deja ver más allá del mismo. No ves lo que pasa alrededor, sea bueno o sea malo. Sencillamente, estás tan obcecado en "eso", que el resto da igual. No lo sientes, no lo notas, no lo ves. O si lo haces, pero lo ignoras, con lo que el resultado es el mismo.

Desde luego, es de gilipollas. A veces, queremos tanto algo, que no nos damos cuenta que lo tenemos al alcance de la mano. Y por esa estupidez, nos cuesta más conseguirlo. O incluso lo perdemos. Vaya subnormales.

Y al revés también. Muchas veces, no vemos que, algo que tanto queremos, queda cada vez más lejos. Cada momento que pasa es más difícil llegar a ello. Hasta que desaparece totalmente y nos damos la ostia. La GRAN ostia. Cojonudo.

Sin brindis esta vez, porque no tengo nada por lo que brindar. NADA.

viernes, 7 de noviembre de 2008

Los límites

Todos tenemos un límite. Para todo. Para llevar a cabo nuestro trabajo, para nuestros estudios, para el aguante con nuestra familia, para dejar pasar problemas personales. Siempre existe un límite, más cercano o más lejano, unos aquí y otros allí, pero siempre lo hay.

La cuestión que realmente importa es, ¿qué pasa cuando sobrepasamos dicho límite?

Bueno, hay infinidad de casos. Hay gente, que ante una situación adversa, por mucho que aguante, cuando ha llegado a ese punto, se da por vencido. Lógico. Otros, enfocan el asunto desde otra perspectiva o se ponen otros fines, alargando ese límite. Normal. Los hay que explotan, y al día siguiente, se levantan como si nada, habiendo dado pasos atrás en esa carrera hacia dicho extremo. Perfecto.

¿Y cuál es la mejor manera de reaccionar? Ninguna. Lo idóneo sería no llegar nunca hasta ahí. Pero es inevitable, bien por nosotros mismos, bien por fuerzas externas. Pero siempre se llega, tarde o temprano. Ninguna una opción es la correcta, pero también es cierto que ninguna es lo contrario. Sencillamente, es lo que hay, cada uno es como es y reacciona en función de la propia persona y la situación.

Siempre digo que no me quiero rendir, pero, ¿hasta que punto puedo hacerlo? Para esto también hay un límite. ¿Cuál? No lo sé. ¿Cómo reaccionaré cuando lo alcance? Tampoco lo sé. De hecho no se si lo he sobrepasado ya en muchas ocasiones. Y en algunas me he rendido, y me arrepiento de ello. Pero también diré, que posiblemente fuera la mejor opción, aunque no con la que esté de acuerdo.

Entonces, si es la mejor opción, ¿cómo puedes estar en contra? Fácil. Es como los idealismos. A lo mejor, puedes ser partidario de un comunismo, un fascismo, o cualquier tipo de ideología política. Pero la democracia es la mejor para todo el mundo. ¿Puedes estar en contra de la misma? Por supuesto. Pero al fin y al cabo, volvemos a lo mismo, es lo que hay.

Pues una vez más, hago un brindis. Por aquellos que, reaccionen como reaccionen cuando se ven superados por una situación, siguen opinando lo mismo que antes de llegar a tal límite, aunque no hallan reaccionado coherentemente con sus opiniones.

Porque muchas veces, quizás demasiadas, es inevitable.

martes, 28 de octubre de 2008

¿Vale la pena?

Muchas veces he pensado (pensar demasiado es malo, todos lo sabemos) lo poco que vale una vida. Es efímera, corta, pusilánime, inútil. Pocas veces una vida marca una diferencia. Sencillamente, es una vida más.

En el fondo todos somos unos perdedores asquerosos que deseamos ahogar nuestra asquerosa existencia entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo. Porque en el fondo sabemos que la vida no vale la pena, que no es más que un conjunto de momentos de mierda aburridos que intentamos llenar a base de tragos de alcohol, drogas varias y sexo.

Rendirse siempre es la vía fácil. Ahogarse entre tragos de alcohol, drogas varias y sexo es la vía fácil.

La vida no vale una puta mierda. Pero tú, y sólo tú, puedes hacer que valga la pena.

¿O qué te pensabas?

REinventándome una vez más.

domingo, 12 de octubre de 2008

Víctimas de la realidad


No sé si resulta doloroso

O más bien resulta extraño

El darnos cuenta de los problemas

Cuando ya está hecho el daño.

A medida que vas creciendo

Y van pasando los años

Te mente se hace perezosa

Y tropieza con cada peldaño.

Nos damos cuenta de todo

Cuando no tiene remedio.

Nos ocultamos de los ojos

Lo malo de los convenios

Y, sin saberlo, huimos

De la virtud del término medio.

Nos borraron de la mente

Todos nuestros sueño.

Nos hacen sentir grandes,

Pero a la vez pequeños.

Nos dicen que nuestros problemas

Siempre tienen solución.

Pero yo sé que ellos

No llevan siempre razón.

Tratan de convencernos

Con severa afirmación,

Pero entre líneas se lee

Su verdadera intención.

Son ladrones de pensamientos,

Vendedores de almas

Que esclavizan y trafican

Con el viento y con la calma.

Sólo los que nos controlan

Son los que se salvan.

Nos tienen dominados

Y nadie nada les reclama.

Durmieron nuestros sentidos

Y nuestra capacidad del habla.

Los pocos que despertaron

En el desierto claman.

Nos dimos cuenta de todo

Cuando era demasiado tarde,

El mundo no puede cambiar ya

Igual que agua no arde.

Ni mil millones de voces

Que al mismo tiempo hablen

Harán cambiar las cosas

De este lugar miserable.

Todo se ha quedado muerto

Gracias a sus mentiras.

Nosotros les creímos

Y nos convertimos en suicidas.

Nos conducen al fracaso,

A la destrucción, a la ruina.

Nosotros mismos nos buscamos

El perder así la vida.

Los problemas se sumaron

Hasta hacerse inalcanzables.

Nuestras almas lloraron

De manera inagotable

Cuando se dieron cuenta

De que ya no era probable

Cambiar el rumbo del destino,

Era algo inalcanzable.

Cuando yo desperté

En este olvidado lugar

Todo parecía que pronto

Tenía previsto acabar.

Y yo, que no puedo,

Soy incapaz de llorar,

Como simple cronista

Mis días hube de terminar.

Existe un monstruo muy grande

Que vemos a través de un cristal.

Parece tan lejano

Que casi resulta irreal.

Pero todos somos víctimas

De la cruel realidad

Y nadie de sus garras

Puede jamás escapar.

Nosotros fuimos los culpables

Y ahora nos hacemos los dormidos.

Todas nuestras ilusiones y sueños

Como cobre fueron fundidos.

Pero yo soy capaz de ver

El mundo que pudo haber sido.

Por eso te pido que despiertes

Y que luches, a mi lado, conmigo.

S.C.D.

viernes, 10 de octubre de 2008

El placer del dolor

Parece mentira, pero con todos los avances tecnoógicos, científicos, y demás, que hemos realizado a lo largo de la historia, seguimos siendo los seres mas tontos y estúpidos que existen.

¿Por qué sino, nos empeñamos en sufrir? En lugar de huir del dolor, y buscar siempre lo fácil, favorable e incluso hasta beneficioso, nos encanta meternos en los asuntos que mas daño nos hacen.

Ya sé que hace tiempo hablé del tema de no rendirse y luchar por lo que se quiere aunque se sufra, pero, la cuestión no es esa. La pregunta es, ¿por qué queremos siempre aquello que nos provoca sufrimiento? ¿Tiene algún sentido? Sí, que si sale a la larga resulta más placentero.

Bien. Yo me pregunto, que es más placentero, pasarlo como el culo, para lograr algo, o tirar siempre por el camino sencillo y obtener también resultados positivos, aunque no los valoremos de igual manera. No soy quién para decir que hago lo segundo precisamente, pero por lógica, parece que es lo que deberíamos hacer todos, ¿no?

Sin embargo, nos encanta ahogarnos en un vaso de agua, nos obcecamos con algo y no somos capaces de ver que ahí fuera hay mucho mas de lo que queremos ver. Y digo queremos, porque por mucho que se niegue, cuando estas encabezonado con algo, por mucho daño que te haga, no te lo quitas de la mente.

El dolor es como una droga. Es malo, pero engancha. A veces demasiado, y hace que nuestra mierda de vida, que dura menos de lo que creemos, acabe siendo una tercera parte de mierda, otra tercera parte de dormir, y la otra tercera parte se va entre trabajo, comidas, y algunos momentos buenos.

Vaya mierda de vida pues.

Un brindis, por los que al leer esto, se dan por aludidos, y pese a ello no van a cambiar. Porque huir del dolor es importante. Buscar la felicidad también. Pero no renunciar nunca a tu forma de ser, es algo que no tiene precio.

lunes, 6 de octubre de 2008

Mirando hacia atrás...

¿Qué puedes decir de tu vida hasta este instante?

Miras hacia atrás y piensas en los años que tienes y en los años que te quedan. Y te das cuenta de que acabas de tirar a la basura al menos un cuarto de tu vida. ¿Acaso has hecho algo de provecho? ¿Acaso has hecho algo que vale la pena?

Si quieres conseguir diferentes resultados no actúes siempre de la misma manera.

Cómete la manzana. Fóllate el corazón.

domingo, 28 de septiembre de 2008

¿El mal a través del bien?

¿Cónoceis el bien? Supongo que si. Pues entonces, o bien porque lo has conocido antes, o lo has conocido después, conoces el mal. Porque uno, sin el otro, no es nada. Para hacer el bien, tiene que existir el mal. Y viceversa.

Pues bien. ¿Hasta que punto resulta fácil llegar de uno a otro? Fácil. Muy fácil. Demasiado.

¿Cuántas veces, por intentar ayudar a alguien o hacer las cosas bien, acabas haciendo daño? Resulta demasiado sencillo pasar de un extremo al otro, y obtener resultados desastrosos. ¿Culpable? Lógicamente, tú. Porque aunque hallas intentado hacerlo bien, lo has terminado haciendo mal. Y por mucha intención inicial, por mucho esfuerzo que hallas puesto, y pese a todo, si al final haces mal, eres el culpable.

Ahora bien. Que seas culpable de causar mal, no quiere decir que seas malvado. En absoluto. Malo es aquel cuya intención es dañar, lo consiga o no. Los buenos, pueden hacer o no el bien. También pueden hacer mal. Pero su intención nunca será esa.

Y bien, ¿se puede sacar alguna conclusión de todo este embrollo? Supongo que sí. Pero no se cuál. Y cada uno sacará la suya propia, pero no tiene por qué ser la de los demás. Creo que la única conclusión a la que llego, es que no existen los malos ni los buenos.

Simplemente existe gente que actúa de acuerdo a sus principios e intereses. Está claro que también nos dejamos llevar por los intereses de terceras personas, bien porque te importen, bien porque los odies o similar.

Bien. Si odias a alguien, y actuas en consecuencia a dicho sentimiento, ¿eres malo? Depende. ¿Se puede culpar de malvado a alguien a quién acaban de asesinar a su familia y desea o llega a intentar matar a quién lo ha hecho? Habrá gente que opina que sí. Otros opinarán que es lo lógico, y por lo tanto no se le puede echar en cara.

¿Cuál es la respuesta que vale de verdad? Ninguna. Porque alguien no es bueno o malo por actuar de una manera determinada. No debería existir el adjetivo bueno o malo para designar a una persona. Sólo para describir sus acciones. Y este cúmulo de acciones, al final de la vida de cada uno, será el que demuestre si has obrado con mayor frecuencia haciendo el bien o el mal.

Pero que actúes más veces bien que mal, o al revés, no te decanta a ninguno de los dos lados. ¿Tiene la misma relevancia ayudar a cruzar a una persona ciega un semáforo, que quitarle la vida a alguien? No lo creo. Y no lo digo porque quitar la vida a alguien sea horrible. Lo digo porque, así como para esa persona ciega, serás la persona más buena y amable del mundo, para aquella a la que le has quitado a alguien de su lado, serás algo repugnante. ¿Y quién tiene más razón, el ciego o el dolido? Ambos.

El bien y el mal no tienen unidad de medida. Ni se puede cuantificar por el número de veces que realizas acciones de un tipo u otro. Sencillamente, es algo que está ahí, algo con lo que convivimos. Y es extremadamente fácil pasar de uno a otro sin querer. Véase un ejemplo.

Quieres muchísimo a una persona. Y esa persona es tu pareja. Pero somos humanos, y por el motivo que sea, aparece una tercera persona, a la que empiezas a querer y a amar también. Y por los motivos que sea, se te hace inevitable querer más a esa persona que a tu pareja. ¿Qué haces? Hay varias vías, pero como quiero explicar la transparencia que existe entre el bien y mal, cogeré la que más me conviene:

La solución, por dura que sea, es que aunque halla aparecido una persona nueva en tu vida a la que quieres con locura, no dejas de querer a tu pareja. Y podrías aprovecharte de la situación y tener a ambas personas para tí, al menos durante el tiempo que lo consiguieras. Pero como quieres a tu pareja, y aunque sepas que la vas a hacer daño, decides decir la verdad y dejarla, porque no quieres engañarla y que a largo plazo sea más duro, tanto por el tiempo extra que pasa como por hacerla sentir engañada.

Pim pam pum. Pasamos del mal, porque la haces daño al dejarla, al bien porque tu intención es ser sincero y hacer que rehaga su vida y sin engañarla. ¿Gana el bien o el mal? Para tu ya expareja, el mal. Para tí, depende de tu forma de ser. Conclusión, no haces bien ni mal. Simplemente haces lo que crees que tienes que hacer.

Es un escrito demasiado largo, y que pocos leerán. Lo entiendo, no pretendo que nadie lo haga, y si lo hace, gracias. Aparte, creo que no he llegado a ningún lugar ni ninguna conclusión digna de denominarse tal. Pero a veces, las conclusiones no son más que un punto final, cuando se puede dejar algo en puntos suspensivos.

Un brindis por aquellos que, queriendo hacer el bien, lo consiguen o no. Y un brindis por los que quieren hacer el mal. Porque, en ambos casos, a ojos de unos, estará bien. A ojos de otros, estará mal. Por eso, porque no existen ni el uno ni el otro, sino una mezcla entre ambos, un brindis por todos. Porque, por muy triste que sea, dicha conexión es la que hace mover al mundo.

sábado, 27 de septiembre de 2008

El color de los pañuelos

Poca gente pillará la referencia del título, pero me da igual, porque lo que voy a exponer aquí dejará las cosas bastante claras.

Hay muchos tipos de personas por el mundo. Las hay altas, bajas, listas, tontas, rubias, morenas, de color, bicolor, multicolor... Tb hay personas buenas, malas, mediocres, interesantes, personales, únicas...

El ser humano es el ser más imperfecto de la creación de Dios, y se puede demostrar de una forma sencilla: todos creemos que los demás son como nosotros.

Así, el sincero cree que todo el mundo es sincero, el mentiroso que todo el mundo es mentiroso, el ladrón que todo el mundo es ladrón, el egoísta que todo el mundo es egoísta... Y así va el mundo, de un lado para otro sin detenerse jamás y sin mirar por los demás.

A pesar de ello y de lo negro que siempre pinta el futuro, Dios nos ha dado la capacidad para discernir ciertas cosas y ciertos comportamientos. Por eso, aunque cueste, al final somos capaces de ver qué personas son sinceras, cuáles son manipuladoras, cuáles son hipócritas, cuáles son mentirosas...

El color que importa no es el de la piel. Ni el del pelo. Ni el de los ojos. El único color que importa es el de los pañuelos.

Yo sólo quiero darte un consejo. Y es que te apartes de las personas que quieren romperte los sueños. Esas personas son manipuladoras, mentirosas, egoístas, hipócritas. Y no conviene tenerlas a tu lado ni siquiera un instante. Así que detente a mirar un poco el color de los pañuelos.

sábado, 20 de septiembre de 2008

"Esa otra realidad absurda"

Porque aunque no sea una realidad, la gente hace parecer que lo es. Me refiero a ese mundo alternativo en el que algunos viven, el mundo del "y si...".

¿Cuántas veces hemos oido eso de "y si hubiera pasado esto..."; "y si no hubiéramos..."; "y si mañana..."?

Vamos a ver. Si hubieramos hecho "eso", ahora estaríamos viviendo las consecuencias de haberlo hecho. Como no lo hicimos, no las vivimos, por lo tanto, acepta la realidad de ahora mismo, te guste o no. Las decisiones que has tomado te han llevado a donde estás, no las que no has tomado.

Por eso es absurdo preguntarse lo que habría pasado si hubieramos decidido de modo diferente.

Y respecto al futuro, más de lo mismo.

"Voy a hacer esto... Aunque... ¿Y si no lo hiciera?" Pues si lo haces, bien. Y si no, también. El camino que tomes tendrá sus consecuencias. Cualquiera de los dos, cada uno las suyas. Pero una vez tomas uno, el otro desaparece, solo queda en la imaginación.

¿Y qué utilidad tiene entonces? Ninguna.

Un brindis por aquellos que no miran atrás, y que no temen a mirar hacia delante. Por los que toman decisiones y no se preguntan en que habría pasado si hubieran tomado otra. Porque las decisiones que tomas, pueden parecer correctas o incorrectas, pero si son las que te han llevado hasta este momento de tu vida, por muy mal que estés, chapó. A lo mejor otras te habrían hecho estar incluso peor, pero... ¿a quién le importa si no es la realidad que estamos viviendo?

domingo, 14 de septiembre de 2008

El juego de Dios

Parece que a Dios le gusta jugar con nosotros. Algunos piensan en Él como un titiritero que juega a tirar de los hilos, a mover el mundo a su comparsa, riéndose de sus propias historias.

Pero en realidad Dios no es un titiritero. En realidad, Dios creó el mundo y luego se echó la siesta y nos dio el más terrible don y la más terrible maldición: el libre albedrío.

Porque aquellos que, como yo, son deístas convencidos, saben que todo don conlleva una maldición, o que incluso el mayor don se puede convertir en la mayor maldición.

Es algo que no se puede explicar, es algo que se tiene que experimentar, es algo que sólo surge en alguna conversación esporádica.

Pero así funciona el mundo. Mi don. Mi maldición. Mi don y mi maldición son, sobre todo, las palabras. Al final mis propias palabras se volverán contra mí.

Pero no pasa nada. Basta con aprender y aceptar que, al final, todo don se transforma en maldición y se cobra su precio. O más de su precio.

Porque todo lo que te da la vida se lo cobra multiplicado. La vida te da muchas cosas, pero se lleva muchas más. Dios nos da muchos dones y también muchas maldiciones.

Maldiciones japas.

jueves, 11 de septiembre de 2008

Cosas de la Amistad

Si existe un sentimiento importante en el mundo es la amistad.

La amistad tiene un poco de todo: un poco de amor, un poco de fe, un poco de esperanza. Bueno, en realidad no sólo un poco. La amistad es el amor, la fe, la esperanza... todo junto.

Porque nunca podrás querer a una novia, ni creer en un Dios, ni esperar de alguien como de un Amigo.

Porque las amistades no nacen. Las amistades se hacen.

Y si no, que se lo pregunten al hijoputa que está escribiendo.

Ya son 22 años juntos, y los que nos esperan.

Feliz cumpleaños, loco.

PD: nunca dejes de perseguir imposibles.

lunes, 1 de septiembre de 2008

Situaciones adversas

¿Qué es más doloroso que enfrentarse a las situaciones adversas que te plantea la vida? Situaciones en las que, muchas veces, sin ser culpa tuya ni de nadie, sufres sin remedio. Cuando quieres alcanzar algo, o luchar por ello, y no puedes por los planteamientos de la vida.

¿Qué es mejor en estos casos? ¿Dejar que la vida siga su curso, acoplándose a ella, o nadar contracorriente, enfrentándose contra todo, para al menos pelear por lo que uno quiere? Los que han pensado mas de 3 segundos en la respuesta, ya han contestado. Los que han tomado lo primera opción, son iguales que los que han dudado. Y no es malo, simplemente es una de las dos posibles opciones.

Sin embargo, hay gente que prefiere luchar, sin descanso, por aquello que quiere. Gente que no se rinde, que si se cierra una puerta, hace lo imposible por abrirla, y o bien lo consigue, o muere en el intento, pero jamás la dejará cerrada sin intentar al menos tratar de impedirlo.

Y bien, ¿vale la pena luchar y sufrir tanto? Por supuesto. Porque cuanto más peleas, peor lo pases, y más dolor sientas, mejor sabrá la victoria.

Hay gente que opina que no vale la pena pasarlo mal por algunas cosas. Lo entiendo y lo veo bien. Lo respeto. Pero no comparto su opinión. Prefiero arrepentirme de lo que he hecho, que de lo que he dejado de hacer. Una vida llena de "y si hubiera..." es una vida de tortura.

Por eso, por el placer que da no solo ganar, sino el simple hecho de competir, y por mucho más, no pienso rendirme nunca cuando quiero algo. Porque lo que se quiere, se tiene que ganar. A veces el precio es demasiado alto y no es rentable. Pero cuando el precio es asequible, o incluso barato o minúsculo, a por ello. La vida dura 4 días, y hay que saber aprovecharlos.

Un brindis por los que dedican su vida a alcanzar sus sueños y sus deseos, por los que no se rinden, por los luchadores. En definitiva, un brindis por todos aquellos que cuando miran atrás, se sienten orgullosos de haber luchado siempre y no haberse dejado ninguna puerta cerrada.

domingo, 31 de agosto de 2008

¿Por qué sufrimos?

Una vez, hace ya muchos años, un hombre sabio dijo que el sufrimiento nace del deseo, por lo que la vida debe encaminarse en la búsqueda de la supresión del deseo. Ese hombre sabio se llamó Buda.

Ahora bien, ¿qué quería decir Buda? Lo que quería decir es que los seres humano sufrimos por el simple hecho de que deseamos cosas. Deseamos cosas que no tenemos. Deseamos cosas que tienen los demás. Deseamos cosas que hemos perdido y no podemos recuperar. Deseamos conseguir, obtener, alcanzar, poseer.

El no conseguir algo que queremos genera un sentimiento de frustración que acaba mutando en sufrimiento. Y es un sufrimiento absurdo. Cierto que, como seres humanos que somos, siempre tratamos de mejorar con el tiempo. Pero... ¿a qué costa? ¿Vale la pena sufrir absurdamente por conseguir algunas metas?

Cuando dejamos de desear cosas y aceptamos que el mundo es así, que la vida nos da y nos quita, que la gente va y viene, que todo sucede por un motivo aunque no sepamos cuál es... cuando aceptamos todo eso y dejamos de desear, entonces somos realmente felices.



Supresión del deseo japa.

jueves, 28 de agosto de 2008

Males humanos

¿Qué es lo que nos hace humanos?

¿Es nuestra capacidad de razonar? ¿Es nuestra capacidad de recordar? ¿Es nuestra capacidad de inventar? ¿Es nuestra capacidad de amar?

Muchas veces desconectamos nuestro lado racional y/o emocional y nos dejamos llevar por nuestros puros instintos. No hay nada malo en los instintos, pues son naturales, igual que los de los animales. No hay nada de malo en que un antílope coma hierba ni un león se coma luego al antílope.

Lo que nos hace humanos es nuestra capacidad para diferenciar el bien del mal, para elegir hacer el bien o el mal.

Porque hay muchísima gente en el mundo que es mala por voluntad. Nadie es malo por naturaleza, igual que nadie es bueno por naturaleza. Nosotros elegimos el ser buenos o ser malos. Decidimos qué hacer con nuestras vidas, qué camino tomar, qué pasos dar, qué elecciones tomar.

Y las personas que eligen hacer el mal son las que dan mala fama a la humanidad.




Elecciones japas.

jueves, 21 de agosto de 2008

El poder del tiempo

Parece mentira que algo tan simple, como el tiempo, ese que pasa incesantemente, tenga tanto poder. Algo que nadie puede controlar, simplemente está ahí, y llena tu vida totalmente sin que tú siquieras puedas intervenir en ello.

El tiempo es poderoso, y así lo demuestra todo aquello que va dejando a su paso. El tiempo puede curar heridas. Puede hacer olvidar problemas. Consigue transformar en pasado el presente, y este a su vez en futuro. Y lo más importante aún, el tiempo puede hacer que llegues a querer lo que antaño no imaginabas que desearías, ni por asomo.

El problema del tiempo, es que cuando necesitamos que vaya deprisa, va despacio, y viceversa. Tiene la peculiaridad que cuando algo va bien, parece que se esfuma de la velocidad a la que pasa, y sin embargo, cuando necesitamos que pase rápido, para olvidar o sanar, la espera se hace eterna.

Como dice una gran frase: "El tiempo hace y deshace lo que logra hacer."

Odio al tiempo. Igual que lo amo. Me ha quitado muchas cosas, pero me ha dado otras que no cambiaría por nada. Ahora, el tiempo ha hecho su papel. Me toca tomar las riendas a mí. Pues bien, que así sea, y si no lo consigo, será sólo culpa mía. Porque el tiempo habrá hecho su trabajo.

Un brindis, para los que saben cómo aprovechar su tiempo.

martes, 19 de agosto de 2008

El verdadero valor de las palabras

Somos como almas en pena que vagan por el mundo, pues nos sabemos condenados antes de morir. Como hemos dejado de creer en el más allá, directamente nos castigamos en esta vida de mierda.

A lo que iba. Continuando con el tema del fotolog (para variar), las palabras sólo tienen valor cuando les aportamos un significado. Cuando queremos decir con ellas lo que realmente sentimos.

El problema de las palabras es que la mayoría de las veces mienten. Y si decimos una cosa que después ya no sentimos, pierde todo su valor y todo su significado. Y, de decir la verdad, pasamos a mentir. Nuestras palabras, antes tan maravillosas, al final acaban siempre mintiendo y ya no tienen sentido nuestros "te quiero" ni nuestros "te echo muchísimo de menos". Mentiras, y más mentiras.

Sin embargo, el primo hermano de las palabras nunca miente. Y se llama Silencio. Hay silencios tan significativos, o más, que las propias palabras. Solemos decir aquello de "el que calla otorga". Y es verdad. El silencio no puede mentir.

Al final, cariño mío, hemos conseguido demostrar que las palabras sólo sirven para mentir.

239 mentiras japas.

sábado, 16 de agosto de 2008

Fondo

La verdad es que llevo bastante tiempo hecho un asco. Estoy deprimido, hundido casi hasta el fondo. Espero que pronto llegue el día en que mis pies toquen en lo más profundo de la miseria para poder impulsarme hacia arriba y nadar hasta la superficie. Me encuentro ahora en el andén de una estación de trenes, esperando que pase uno que me lleve hacia un buen destino en el que mi dolor y mi tristeza hallen descanso y paz. Mi corazón se oxida con cada lágrima que brota de mis ojos e intento cerrar la herida que en mí se ha abierto con alcohol, pero nada me llena ahora como la desesperanza y la amargura. Espero una señal, una oportunidad que me vuelva a traer felicidad y un sólido amarre a esta fría y traidora realidad. Lo que no sé es si conseguiré esperar tanto tiempo. Todas mis fuerzas se desvanecen con la luz un sol que ya no hace sino dañarme y mostrarme el pozo del que no encuentro manera de salir. De pequeño ilusiones se tienen. Luego las pierdes, como el pelo y los dientes. La única verdad es que todo es mentira.

Como decía un viejo amigo mío: no te fíes nunca de lo que te digan, y de lo que veas fíate solo la mitad.



S.C.D.

jueves, 14 de agosto de 2008

La rebelión de las palabras

Las palabras son unos entes abstractos que vagan por lo etéreo buscando una boca que las pronuncie. Y cada palabra pronunciada no es en vano. Es algo valioso, maravilloso, personal, único. Y el ser humano pervirtió las palabras dándoles forma y atrapándolas en papel.

Pero un día las palabras se rebelarán contra sus carceleros. Habrá una guerra, y las palabras se volverán contra todos aquellos que hicieron mal uso de ellas. Aquellos que las usaron para robar, mentir, manipular y violar serán castigados.

Serán castigados duramente. Se les arrancará la lengua para que no puedan hacer uso de la palabra. Se les quemarán los oídos para que no puedan escuchar una sola palabra. Se les arrancarán los ojos para que no puedan leer. Se les cortarán los dedos para que no puedan escribir.

Al final, tus propias palabras se volverán contra tí.

La vida no es más que una sucesión de palabras que conducen irremediablemente a nuestra tumba. Y las palabras de tu epitafio serán las únicas palabras que la gente sabrá de tí. Así que elígelas con cuidado.

Palabras japas.

miércoles, 13 de agosto de 2008

Cuestión de prioridades

Eso es la vida. Ya se lo comenté aquí al amigo Japa hace un par de semanas. Ni más ni menos que una simple sucesión de prioridades.

Tú decides a qué le das más importancia. Tus estudios, tu trabajo, tu familia, tus amigos, tu amor, etc. Y al final, el orden que decidas, y la importancia que le des a cada una de esas cosas, definirá tu propia vida.

No puedes cerrarte sólo en una o dos de estas opciones, porque las demás están ahí y es imposible hacerlas desaparecer.

Y así con todo. Yo, tristemente, le doy en muchas ocasiones más importancia a mi vergüenza que a mis ganas. ¿Resultado? Perder lo que quieres por no intentarlo siquiera. Y luego, el arrepentimiento. Y los ya famosos "a la próxima...", "como se me presente otra ocasión igual..."; etc.

Y una mierda. Tropezamos una y otra vez, en las mismas piedras, como ya dije antaño.

Y como esta, millones de tipos de problemas que se resuelven simplemente aplicando la prioridad que creas adecuada. ¿Estudio o salgo de fiesta? ¿Me voy con mis amigos o con mi familia? ¿Vivo el presente o empiezo a formar mi futuro? ¿Me callo o no me callo?

Un brindis, por los que tienen como prioridad no callarse, ser sinceros, decir la verdad siempre. Por los que saben organizar bien su vida en torno a dichas prioridades sin arrepentirse más adelante. Por los que nos enseñan a los demás día a día, que la vida es un puzzle, y que somos nosotros los que tenemos que ensamblar las piezas para formarla en torno a nuestras necesidades.

Y mientras tanto, seguiré teniendo claras mis prioridades, aunque no pueda luchar contra ellas.

martes, 12 de agosto de 2008

Madurez

Quizás no debería vanagloriarme de algo de lo que no soy excesivamente, la verdad. Porque, en muchos aspectos humanos, soy una persona inmadura, egoísta y caprichosa. Pero sí sé de unas cuantas cosas que te enseña a la vida. No sé si la vida le enseña a todo el mundo las mismas lecciones, supongo que no. Pero todas las lecciones que la vida te enseña merecen la pena. Sin duda. Todas y cada una de ellas.

Por eso es mejor tener que pasar por todas esas lecciones, lecciones valiosas, pues te ayudan a comprenderte a tí mismo y a comprender mejor este jodido mundo. El que no quiere aprender, es porque no quiere. Y él sabrá por qué no quiere. Eso sí es ser inmaduro.

En fin, podría tirarme horas y horas escribiendo sobre cosas que no tienen sentido ni me llevan a ninguna parte. Por eso dejo aquí este texto, dedicado a todos aquellos (en especial a una persona muy "madura") que se vanaglorian de ser inmaduros, que presumen no haber aprendido nada de la vida y que se mienten a sí mismos:






Madura


Madura, niñata,

No es ninguna tortura.

No es la vía más fácil

Ni tampoco la más dura.

Me acusas de lo que eres,

Confundiéndolo con locura,

Hace tiempo que rompí

Mis cadenas y ataduras.

Madura, niñata,

Déjate de aventuras,

Déjate de lágrimas,

Déjate de amarguras.

Te crees muy mayor

Por hacer una escultura,

Por usar papel mojado

O mancharte de pintura.

Eso es de niños pequeños.

A ver si te enteras:

¡MADURA!

Te echarás a llorar

A la primera desventura.

Descubrirás demasiado tarde

Tu vida en la basura.

A ver si te enteras:

¡MADURA!

S.C.D.










El que no aprende nada de la vida es porque no quiere.

sábado, 9 de agosto de 2008

La razón y la incertidumbre

El ser humano es un animal muy curioso. Nace, crece, se reproduce y muere, como los demás. Sin embargo, posee un don divino llamado razón, aunque no todos los seres humanos hagan uso de él. O uso racional de él. Dicen que nacemos con el don de la razón. Otros afirman que es una característica que va desarrollándose en el ser humano conforme va creciendo. Tanto da.

Razón. Nos sirve para pensar, para preguntarnos el qué de las cosas, el porqué, el cuándo, el cómo, el dónde. Nos sirve para razonar, para deducir, para llegar a conclusiones, para resolver problemas.

Sin embargo, Dios al darnos el don de la razón, también nos dio el don de la incertidumbre. Nos preguntamos el qué, el porqué, el cuándo, el cómo y el dónde, pero cuando no llegamos a una conclusión que nos satisfaga, cuando no conseguimos deducir el proceso o resolver el problema nace la poderosa incertidumbre.

Algunas de esas incertidumbres, principalmente científicas, han ayudado al ser humano a avanzar hacia un mundo más cómodo. No más feliz, pero sí más cómodo. Y otras, las incertidumbres personales, han ayudado a destrozar sociedades, razas, familias, amores, amistades, almas y corazones.

Todo don de Dios viene acompañado de una maldición. Y el don de la razón viene acompañado de la maldición de la incertidumbre. Porque la incertidumbre, allí donde la razón nos aporta seguridad, sólo aporta sufrimiento, inseguridad, miedo y dudas.

El ser humano es un animal muy curioso que prefiere obtener respuestas dolorosas, conocer la maldita y cruel realidad, a verse condenado a sufrir la más ligera incertidumbre.

Porque las únicas respuestas que proporciona la incertidumbre son “tal vez”, “quizás”, “no sé”, “a lo mejor”, “ojala”, “no puede ser que”, “no se me pasa por la cabeza”, “que no sea eso”, “todo menos eso”…

Y la incertidumbre a veces duele tanto como la sensación de impotencia.


Razonamiento japa. Incertidumbre japa.

jueves, 7 de agosto de 2008

La estupidez humana

Hasta donde puede llegar en ocasiones esta "faceta" del hombre. Y básicamente, esta entrada, porque considero que acabo de realizar una gilipollez del tamaño de una casa.

Parece mentira la de veces que nos equivocamos, bien por precipitación, bien por pura y dura equivocación, bien por nuestra propia estupidez. Tachamos a los demás por sus defectos, sin darnos cuenta que nosotros cometemos tantos o más, e incluso peores. Más aún, al criticar a otro por ello, es un propio error, luego uno más que sumar a la lista.

En esto se basa la estupidez del ser humano. En caer una y otra vez en los mismos errores, no aprender de ellos, y para colmo, no reconocerlos bien en el momento, bien nunca. Bien conocida es la frase "El hombre es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra"; pues bien, yo añado algo más, "El hombre es el único ser que tropieza dos veces con la misma piedra, y no es capaz de girarse y ver dónde está para no hacerlo de nuevo más adelante".

¿Cómo podemos tener la desfachatez de ver siempre la paja en el ojo ajeno, y no la viga en el propio? Por muy grande que sea una de nuestras cagadas, siempre seremos capaces sin problema alguno de repetirlas, una y otra vez, como si de un disco rayado se tratara. Y para colmo, no contentos con eso, restregamos a los demás sus fallos por minúsculos que sean, cuando ellos no nos muestran los propios para no herirnos.

Vuelvo a lo de mi primer escrito: Puta hipocresía, empezando por la mía.

Para esta ocasión, cogeré otra copa. Pero una copa vacía. Y la levanto, y brindo por mí mismo, por mi estupidez, por lo absurdo de mis reacciones, y por ser tan gilipollas de no aprender y tratar a los demás como debería.

Lo siento.

¿Y eso de la libertad de expresión?

Bueno, dejemos las cosas claras desde el principio: no existe la libertad.

No existe la libertad de expresión ni la libertad de cualquier otro tipo. Es una pura falacia. Libertad. ¿Acaso no resulta tan abstracto hablar de libertad como hablar de Dios? O quizás es que, para mí, Dios sea mucho más real que la libertad.

¿Cuándo fue la última vez que te sentiste libre? Supongo que recuerdas con añoranza tus días de chico pequeño, cuando tus únicas preocupaciones eran volver del cole a ver la tele y jugar con los amigos a las canicas. Porque, en cuanto creces, todas tus preocupaciones se convierten en estudiar para sacar buenas notas y currar para tener pasta que gastarte los fines de semana.

En cuanto crecemos nos damos cuenta de que somos esclavos del sistema. No existe la libertad total y absoluta, porque por cada concesión que el sistema nos permite nos exige algo a cambio. Nos van poniendo grilletes invisibles mientras vivimos una ficticia libertad.

Algo así le pasa a la libertad de expresión. Es algo que no existe, ya que no podemos decir alegremente "Gora E**" o "Muerte al R*y", son frases penadas por la ley. En realidad no está permitido decir y expresar libremente lo que piensas, hay miles de tramas intremezcladas que coartan tu libertad de expresión.

Pero, claro, vivimos en un país libre. Creyéndonos libres, sabiéndonos esclavos. Nos tapan la boca con una mordaza que permite escupir unas pocas palabras, agradables para sus oídos.

Yo os digo que les escupamos todas nuestras palabras en su puta cara.





Escupitajos japas.

miércoles, 6 de agosto de 2008

Sobre el sentido y el sentimiento




No hace falta salir a la calle para comprobar a qué nos ha conducido la sociedad actual. Basta con mirar la tele y comprobar que ya nada se parece a lo que era antes. Basta mirar los anuncios para saber qué es lo que nos venden: sentido, materialidad, consumo.


Así es nuestra sociedad. Una sociedad de consumo, de materialidad, de sentido. Ya no importan los sentimientos, ahora importa sentir. Pero... ¿te has llegado a plantear el porqué? ¿Qué es lo que hay detrás de tanto sentir?


Ahora nos venden que lo único que importa es sentir, es tocar, es desear, es complacerse a uno mismo, es poseer. Quieres poseer todo aquello que se te antoje. Por eso sólo vemos por la tele anuncios sobre coches, perfumes, sexo, drogas, alcohol, tabaco... Lo importante es tener, es darse el gustazo de poseer todo lo que uno desee.


El sentimiento ha quedado aparcado. ¿Por qué? Porque los sentimientos nos mueven a actuar por y para los demás. Los sentimientos son la amistad, el amor, la pena, la misericordia. Pero a los que mandan no les interesa ayudar a los demás, sólo desean ayudarse a sí mismos. Y por eso nos venden su propia idea del mundo, para que nos olvidemos de los demás.


Vivimos en un mundo en el que los sentimientos han quedado de lado. Ya no vale de nada la amistad ni el amor. Ya no importan los amigos ni las parejas. Ya no importan los "para siempre" ni los "te quiero". Lo único que importa hoy en día es el yo, YO, YO, YO, YO, YO, YO, YO!!!


Y, al matar a los sentimientos, nos volvemos egoístas. Vivimos en un mundo superficial y falso, donde todos se mueven por interés propio y los demás no importan. Es por eso que hoy en día está tan devaluada la amistad y tan desgastado el amor. La compasión y el perdón son para los débiles, nos dicen. Y nosotros lo acabamos creyendo.


Pero, como se dijo en una ocasión, perdonar es de reyes.


Tú decides, como siempre. Así es el juego de la vida: un conjunto de decisiones que te conduce a la muerte. No hay otra salida. No podemos elegir cómo morir, pero sí podemos elegir cómo vivir.


Sentir. ¿De sentimiento o de deseo?



Sentimientos japas.

lunes, 4 de agosto de 2008

Locos, bienvenidos a la continua REinvención del YO

Deivid (alias Mapa, alias Lord, alias David) abrió este blog, que hemos decidido compartir y ampliar. Porque ya que nos conocemos de tanto y nos rallamos el uno al otro nos dijimos... ¿por qué no rayar tb a los demás? Así pues, sin más dilación, escribo aquí mi primera entrada:


LA AMISTAD
Mucha gente pasa a lo largo de nuestra vida. Y a lo ancho, no se vaya a creer usted que no. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y, al final, morimos. Es el eterno ciclo de la vida que muchos se empeñan en no entender.
La cuestión es que, gracias a no se sabe quién, pasamos a convertirnos en seres sociales, a tener relaciones sociales, posiciones sociales y clubes sociales. En nuestras relaciones de cada día, los amigos cuentan un papel muy grande. Sin nuestros amigos no seríamos nada.
Porque quien tiene un amigo, tiene un tesoro. Y quien gana un amigo, gana algo para el resto de su vida.
Esta misma tarde estaba discutiendo con una amiga si la amistad puede ser cuantificada. Yo creo que desde un punto puramente subjetivo, sí. Porque aunque tú sabes lo importantes que son para tí ciertas personas, no sabes cómo de importantes eres tú para ellas. Por eso existen varias categorías de "amistad".
Están, en primer lugar, las personas ocasionales. Pueden ser vecinos, compañeros de clase, compañeros de universidad, viejos colegas del barrio, conocidos ocasionales, amistades de botellón... son esas personas que ni te van ni te vienen, que ni te molestas en pedirles su número de tlfn o su msn, pero que te caen bien y eres amable con ellos cuando te cruzas por la calle o cuando os veis por tener amigos comunes.
En segundo lugar están los colegas, esas personas con las que tienes una relación más o menos establecida, hablas frecuentemente y quedas con ellos, pero en los que no confias de verdad, porque sólo son tus colegas. No son amigos de verdad. Los colegas aparecen y desaparecen de tu vida, y pueden cambiar de categoría.
En último lugar, y no por ello menos importantes, están los amigos. Los amigos son personas que, cuando entran en tu vida, nunca se van de ella. Comparten contigo toda su existencia, su confianza, su vida y su amor. Los amigos no te abandonan y están a tu lado en los momentos más difíciles. Y te demuestran que puedes poner en ellos toda tu confianza, tu esperanza, tus sueños y tu vida, porque los cuidarán y lucharán por ellos como si fueran propios.
A lo largo de la vida, muchas personas vienen y se van. Y muy pocas se quedan. Y son ésas las que valen la pena. Son ésas las que hacen de la vida algo que vale la pena.
Asi que, recuerda. Los colegas son esos que te dicen "cuenta conmigo siempre y llámame cuando lo necesites". Los amigos de verdad no te lo dicen. Te lo demuestran. Y te llaman.
Un brindis por ellos.

viernes, 1 de agosto de 2008

La hipocresía



Yeeeeha, ya estamos aquí...



Bueno, pues la presentación oficial de este blog...Por ahora, a falta de reunir mas fichajes de calidad, aquí la presentación de los dos autores, Japa, y el que aquí escribe, Mapa.



Tras meditarlo durante cosa de 20 segundos, se ha tomado la decisión deabrir este blog para soltar al mundo todas nuestras rayadas,parrafadas, estúpideces, y demás historias que forman nuestras vidas.Aún falta por modificar muchas cosas, como fondo y demás, y aprender ausar esto bien, pero poco a poco lo sacamos adelante.

Y sin más, y para que esto no quede en una simple y aburrida presentación, ahí va mi teoría vital del día:


LA HIPOCRESÍA



Vivimos en un mundo, donde la hipocresía está a la orden del día. Queremos que nos traten bien, que todo nos venga de cara y todo sea precioso y bonito para nosotros. Si bien, cuando esto lo solicitan las demás personas, empezamos a poner pegas.

Y la principal causa, nuestra memoria. ¿Cuántas veces nos han salvado el pellejo, tanto amigos, familiares o incluso desconocidos, y a la hora de prestar nosotros ayuda nos asaltan las dudas? Qué facil y que agradable resulta todo cuando las cosas van viento en popa, sin preocuparnos lo suficiente por descubrir cuál es la causa de que todo vaya bien. ¿Será el destino? ¿La suerte? ¿Algún alma caritativa que nos ayude desde algún lugar quién sabe donde? ¿O tal vezserá la gente que nos rodea, con la que nos cruzamos a diario, con la que trabajamos, con la que nos divertimos, con la que sufrimos?

En definitiva, esa gente que forma la sociedad en la que vivimos día a día. Esa gente que un día da la cara por tí, y al dia siguiente rehuyes de esa misma responsabilidad dejándole, como se suele decir, con el culo al aire. Esa gente que te apoya cuando decides hacer algo, y cuando otra persona va a intentar lo mismo, eres el primero en ponerle la zancadilla.

No hay duda de que todos somos hipócritas, en mayor o menor medida, pero lo somos. Pero hay gente que supera determinados límites. Gente que ayer te estaban agarrando la mano para salir adelante, y que hoy, sin embargo, estan clavándote un cuchillo en la espalda, a tí o a otro. Gente que ha conseguido algún fin, gracias en gran parte a la ayuda de los demás, y que ahora se dedica a hacer esa misma meta mucho más difícil para los que vienen detrás, sin darse cuenta que eso también es tirar por tierra el esfuerzo que hicieron con ellos antes. Gente que pide agua, y mañana te dará un vaso vacío.

Para toda esa gente, yo tengo un vaso lleno. Y lo levanto, y brindo por ellos. Y por su hipocresía. Y por el valor que tienen demostrándolo. Y como no, brindo una última vez, pero en esta ocasión, por que se cayen, porque se vayan y no molesten, por que no consigan sus metas, ya que no lo pondrán fácil a los que lleguen después.

Y si el día de mañana, aprenden de sus errores y cambian, brindaré por ellos. Porque puedo ser un hipócrita, pero también conozco la lección.