sábado, 9 de agosto de 2008

La razón y la incertidumbre

El ser humano es un animal muy curioso. Nace, crece, se reproduce y muere, como los demás. Sin embargo, posee un don divino llamado razón, aunque no todos los seres humanos hagan uso de él. O uso racional de él. Dicen que nacemos con el don de la razón. Otros afirman que es una característica que va desarrollándose en el ser humano conforme va creciendo. Tanto da.

Razón. Nos sirve para pensar, para preguntarnos el qué de las cosas, el porqué, el cuándo, el cómo, el dónde. Nos sirve para razonar, para deducir, para llegar a conclusiones, para resolver problemas.

Sin embargo, Dios al darnos el don de la razón, también nos dio el don de la incertidumbre. Nos preguntamos el qué, el porqué, el cuándo, el cómo y el dónde, pero cuando no llegamos a una conclusión que nos satisfaga, cuando no conseguimos deducir el proceso o resolver el problema nace la poderosa incertidumbre.

Algunas de esas incertidumbres, principalmente científicas, han ayudado al ser humano a avanzar hacia un mundo más cómodo. No más feliz, pero sí más cómodo. Y otras, las incertidumbres personales, han ayudado a destrozar sociedades, razas, familias, amores, amistades, almas y corazones.

Todo don de Dios viene acompañado de una maldición. Y el don de la razón viene acompañado de la maldición de la incertidumbre. Porque la incertidumbre, allí donde la razón nos aporta seguridad, sólo aporta sufrimiento, inseguridad, miedo y dudas.

El ser humano es un animal muy curioso que prefiere obtener respuestas dolorosas, conocer la maldita y cruel realidad, a verse condenado a sufrir la más ligera incertidumbre.

Porque las únicas respuestas que proporciona la incertidumbre son “tal vez”, “quizás”, “no sé”, “a lo mejor”, “ojala”, “no puede ser que”, “no se me pasa por la cabeza”, “que no sea eso”, “todo menos eso”…

Y la incertidumbre a veces duele tanto como la sensación de impotencia.


Razonamiento japa. Incertidumbre japa.

1 comentario:

Folladora De Mentes dijo...

A veces es mejor conocer algo, por muy malo que sea, siempre te lo llegas a imaginar peor...

Bendito pesimismo... Por suerte o desgracia, algunos somos más optimistas normalmente... Aunque casi mejor no serlo, siempre es mejor la alegría que te llevas cuando algo no es tan malo como esperabas, que el batacazo cuando esperas algo demasiado bueno.

(No sé porque he soltado eso que no tiene nada que ver, pero bueno...)